Friday, November 30, 2007

Un pasito pa'delante y dos 'patraz.












Aquí está mi pequeño Daniel.

Daniel es un niño encantador, sonriente y amoroso, aunque siempre digo que un poco lento. Pero, ¿lento para qué? ¿o en comparación a quién?

Bueno, lento para mis propias expectaciones de él.

Daniel se tardó más que otros niños en empezar a gatear; luego de tardó en empezar a caminar; se ha tardado en empezar a hablar y hasta en apreder a ir al baño por sí solo. Diariamente pongo mi mejor esfuerzo para ayudarlo a "crecer". Le hablo con paciencia, trato de enseñarle palabras nuevas, me regocijo y hago mucho guato cuando va al baño solito, en fin, marometa y media.

Y luego me lo encuentro metido en el centro de entretenimiento del Aaroncillo.

Ahí se la pasó un buen rato, sentado, parado, jugando con una cosa y la otra, sin importarle el hecho de que el ya está muy grande y no cabe ahí, o sin importarle que el tiene otros juguetes mas apropiados para su edad.

Lo observé un buen rato sin que el se diera cuenta.

Luego me dispuse a tomarle fotos y fué ahí donde interrumpí su concentración y mejor dejó de jugar.

Mientras lo observaba sentía que mi corazoncito se derretía poco a poquito; sentí tanto amor por el, tanta ternura................que haces mujer? -me preguntaba a mi misma-. Y luego me respondía: "el no va ni mas recio ni mas despacio de lo que debe ir. Va a su propio paso. Como debe de ser".

Después de todo, el mejor regalo que les puedo dar a mis hijos es mi aceptación total, sin peros ni porqués.



TUS HIJOS NO SON TUS HIJOS

Tus hijos no son tus hijos,
son hijos de la vida,
deseosa de sí misma.

No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus sentimientos,
pues ellos tienen sus propios sentimientos.

Debes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas,
porque ellas viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti.

Porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas son lanzados.

Deja que la inclinación en tu mano de arquero,
sea para la felicidad.

Gibrán Jalil Gibrán

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