Cuando de celebrar la Navidad se trata, recuerdo algunas tradiciones de mi niñez.
Recuerdo, por ejemplo, que siempre había tamales en la temporada navideña; también recuerdo el champurrado, las hojarascas, los buñelos, piñatas, colaciones. A esto le podría yo llamar "aperitivos" tradicionales de la temporada navideña.
En cuanto a lo espitirual, bueno, digamos que simepre había culto la noche del veinticuatro; como mencioné anteriormente, uno de mis recuerdos favoritos era la emoción con que nos preparábamos para participar en el "culto especial de navidad", ya fuera con una poesía, un drama, un acróstico o algun himno. Aunque nunca se me hizo cantar el del "rom-pom-pom-pom" que cantaba la prima Verónica.
Actualmente, que les puedo decir, no hay buñelos, ni hojarascas, ni champurrado, ni piñata, y si no hay piñata no hay bolsitas; y en cuanto a la celebración "religiosa" solo les puedo decir que vamos al culto el día de navidad (cuando hay) y depués a la casa, como si nada hubiera pasado, como si fuera un dia cualquiera.
Ultimamente me he preguntado, ¿cómo quiero que mis hijos celebren la navidad? ¿que clase de tradiciones les estoy inculcando? ¿qué estan aprendiendo de mí?
Cuando crezcan y les toque a ellos celebrar por sí solos, ¿que recuerdos tendrán de las navidades de su infancia? ¿me recordarán como una "Martha", atareada y malhumorada preparando todo, o como una "María", sentada a los pies del Maestro, recibiendo su enseñanza y empapándose de su sabiduría?
Lamentablemente puedo ver que me recordarán como una mujer atareada con las cosas materiales, la limpieza del hogar, los regalos, las decoraciones y hasta la ropa que vamos a usar, pero no como una mujer paciente, llena de paz, abundante en sonrias y diligente en preparar no solo la casa sino los corazones.
Pero como dicen los profesionales, el primer paso para el cambio es el reconocer que hay un problema. La pregunta es, como cambiar el rumbo de esta celebración, cuando han pasado tantos años sin disponer el corazón para la adoración?
Lo único que se me ocurre es pedirle a Dios que empieze a suavizar mi corazón y el de mi familia para que juntos podamos llegar al día de navidad consientes de que no es un día cualquiera, sino el dia en que nació el Principe de Paz.
Recuerdo, por ejemplo, que siempre había tamales en la temporada navideña; también recuerdo el champurrado, las hojarascas, los buñelos, piñatas, colaciones. A esto le podría yo llamar "aperitivos" tradicionales de la temporada navideña.
En cuanto a lo espitirual, bueno, digamos que simepre había culto la noche del veinticuatro; como mencioné anteriormente, uno de mis recuerdos favoritos era la emoción con que nos preparábamos para participar en el "culto especial de navidad", ya fuera con una poesía, un drama, un acróstico o algun himno. Aunque nunca se me hizo cantar el del "rom-pom-pom-pom" que cantaba la prima Verónica.
Actualmente, que les puedo decir, no hay buñelos, ni hojarascas, ni champurrado, ni piñata, y si no hay piñata no hay bolsitas; y en cuanto a la celebración "religiosa" solo les puedo decir que vamos al culto el día de navidad (cuando hay) y depués a la casa, como si nada hubiera pasado, como si fuera un dia cualquiera.
Ultimamente me he preguntado, ¿cómo quiero que mis hijos celebren la navidad? ¿que clase de tradiciones les estoy inculcando? ¿qué estan aprendiendo de mí?
Cuando crezcan y les toque a ellos celebrar por sí solos, ¿que recuerdos tendrán de las navidades de su infancia? ¿me recordarán como una "Martha", atareada y malhumorada preparando todo, o como una "María", sentada a los pies del Maestro, recibiendo su enseñanza y empapándose de su sabiduría?
Lamentablemente puedo ver que me recordarán como una mujer atareada con las cosas materiales, la limpieza del hogar, los regalos, las decoraciones y hasta la ropa que vamos a usar, pero no como una mujer paciente, llena de paz, abundante en sonrias y diligente en preparar no solo la casa sino los corazones.
Pero como dicen los profesionales, el primer paso para el cambio es el reconocer que hay un problema. La pregunta es, como cambiar el rumbo de esta celebración, cuando han pasado tantos años sin disponer el corazón para la adoración?
Lo único que se me ocurre es pedirle a Dios que empieze a suavizar mi corazón y el de mi familia para que juntos podamos llegar al día de navidad consientes de que no es un día cualquiera, sino el dia en que nació el Principe de Paz.
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