Wednesday, November 28, 2007

Como les iba diciendo...




Este es mi pinito de navidad. Como les iba diciendo, el día después del "Día de Acción de Gracias" me dí a la tarea de decorar mi casa para la navidad. Nathan sí trabajó ese día, así que me encontraba en casa con los niños.

Como se podrán imaginar, no fué una muy buena idea el sacar las decoraciones cuando se tiene tres niños muy acomedidos; me agrada su sentido de "ayuda al prójimo", digo, cualquier mamá se sentiría orgullosa de tener dos hijos tan acomedidos y un bebé muy curioso que no dejaba de llevarse los adornos a la boca para ver a que sabían, sinembargo, ésta mamá (osea yo) peca de despesperada.

Entre más alboroto armaban los chiquelos, más se me aceleraba la presión arterial, hasta el punto en el que se me dificultaba respirar tranquilamente y la voz se me empezaba a oir un poco grave y seria.

Como decimos por acá: Time out!

Tiempo fuera!

Mandé a los chiquelos a su cuarto a jugar un rato solos y me senté con Aarón en la mecedora para tranquilizar su curiosidad y arullarlo hasta que se quedara dormido. Batallé un poco, así que mientras conseguía tranquilizarlo me dispuse a respirar profundo una y otra vez, hasta que perdí la cuenta, tratando de apasiguar mis ansias y la desesperación que sentía. No lograba deshacerme de esos sentimientos y al final, derrotada, me di a llorar en silencio.

Aveces es bueno llorar.

Las lágrimas tienen la ventaja de sacar, en cada gota y de uno por uno, esos sentimientos que nos roban la paz.

Nathan y Danny estaban en su cuarto; Aarón se quedó dormido y yo empecé a meditar.

Por mi mente pasaron muchas escenas de las navidades; forcé mi mente a viajar al pasado y revivir el significado que tenía para mi la navidad en mi niñez. Encontré que esas navidades no estaban llenas de estrés ni de carrereadas. (Para tí no, dirá Cuca, pero yo era la que me fregaba......lo sé madre, y te lo agradezco). Tampoco estaban llenas de juguetes ni de frivolidades materiales; sé que tal vez a mis padres les dolía no poder comprarnos juguetes, pero deben saber que no era eso a lo que nosotros como niños aspirabamos; al menos ne es así como recuerdo.

Recuerdo muy bien que la razón por la que yo anhelaba que llegara la Navidad, era que iba a participar en un drama en la Iglesia, o tal vez a recitar una poesía o cantar con el coro de niños o incluso iba a salir en un acróstico. También con seguridad mamá o Mere me confeccionarían un vestido nuevo, lo que significaba que iba a estar de estreno. Y que decir de las cenas "de traje" que nos aventabamos después del culto, conviviendo con todos los hermanos de la Iglesia, aquellas humildes personas que era como una familia para nosotros y que nos vieron crecer "desde chamorrillos" (como diría Eduardo).

Ah! Y no hay que olvidar la piñata, las bolsitas y los cuetes!!!!!...............ah, los cuetes. Se acuerdan de la palomas? Y las luces de vengala?

Y la cosa no paraba ahí. Al siguiente día no faltaba quien llegara: algunas veces Ismael, otras Omar, Maritza o Marlén! Y no hay que olvidar que siempre había una super fogata afuera, siempre bien atendida, para poder meter brazas para adentro de la casa y calentarse un rato mientras tomábamos té de canela o maizena.

Después, ya mas grandes, recuerdo que nos ibamos al rancho del tío Daniel en Victoria, o al rancho de Mercedes, o a la casa de la abuela Socorro en Weslaco.

Después vino una segunda etapa. La que nos pasamos en Monterrey. Para ese entonces ya preferíamos estar con los amigos que estar en la Iglesia o en familia, bueno, al menos yo.

Y esa fué para mi la segunda etapa en la celebración de Navidad, donde estaba yo más interesada en las fiestas con los amigos, o en la casa de Lety y después también con Carlos. Ese fué el principio de la pérdida del verdadero sentido de la navidad. Obviamente la erosión de mis creencias y mi devoción había empezado mucho antes, pero fué en esta segunda etapa donde se empezó a manifestar mi separación de Dios.

Luego sucedió lo que nunca me esperaba. Carlos murió la noche antes de navidad en 1995. Esa navidad marcó mis sentimientos de una manera muy profunda, pero no ahondaré en esa etapa. Suficiente el decir que ahí empezó una etapa de completa rebelión contra Dios.

La tercera etapa empezó cuando conocí a Nathan y después formamos una familia; ya me sentía mas bien emocionalmente pero aún no disfrutaba del verdadero sentido de la navidad; incluso los últimos años, aunque el enfoque ha sido hacia nuestros hijos, aún no ha sido lo suficientemente centrado en Dios y en su Regalo al mundo.

Como resultado de estas reflexiones, decidí enfocarme hacia el interior en esta temporada navideña; buscar disfrutar las cosas sencillas y volver a vivir las fiestas navideñas por lo que son: una oportunidad para agradecerle a Dios el haber mandado "a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en el crea, no se pierda, mas tenga vida Eterna".

Los siguientes artículos incluirán reflexiones diarias acerca de la Navidad, al igual que lecturas Biblicas diarias, que me ayuden no solo a regresar a las "sendas antiguas" en cuanto a la navidad, pero que tambien me ayuden a inculcar en mis hijos el mismo sentimiento de gratitud a Dios. Despés de todo, se han preguntado alguna vez que sería de nosotros si Jesus no hubiera nacido?

Espero que me acompañen durante esta jornada de búsqueda, no solo como observadores, sino participando también conmigo de alguna manera. Les reitero que si tienen algo que quieran compartir, solo mandenme un mail y yo lo publico.

Por ahora, me despido. Hasta mañana.

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