Monday, July 7, 2008

Mi árbol y Yo




La noche pasó muy de prisa, entre un niño que duerme inquietamente, un niño que se orina en la cama muy seguido y otro que no sabe dormir sin el papá por un lado, cuando abrí los ojos esta mañana me sentí como si no hubiera dormido nada; eran las seis de la mañana. Me había acostado como a la media noche, despues de haber lavado toda la ropa sucia y lavado la alfombra del cuarto de los niños. Mentalmente recorrí mis citas para este día, y sentí hormigueos en la panza cuando me acordé que no tenía ni una sola cita, nada que hacer en este Lunes.

Con gusto me dí la vuelta y me dispuse a dormir otro poco. Sentí como si solo hubieran pasado dos minutos, pero el reloj me confirmó que indudablemente, ya habían pasado dos horas; eran las ocho de la mañana.

Me levanté y caminé hacia la sala; me dí cuenta que estaba muy nublado y que sin duda alguna se aproximaba una tormenta. Abrí la puerta y me recibió una brisa muy fresca, un viento suave y un intoxicante olor a tierra mojada.

Tuve la tentación de volver a la cama, pero casi por instinto me detuve a pensar que Cuca ya andaba trajinando por aquí y por allá, y que no le gusta que la gente se levante tarde. Me dí cuenta tambien que el silencio reinaba en casa y que solo disponía de unos breves momentos antes de que los tres hombrecitos se despertaran, así que decidí disfrutar del silencio y de la fresca mañana.

Salí a mi patiecito y me senté; miré a mi alrededor y disfruté de la vista mañanera; los árboles estaban verdes y frescos, los pajarillos andaban saltando y disfrutando el amanecer, cantando y jugando sin preocupación alguna. Medité brevemente en las palabras de Jesús, cuando nos exortó a vivir como las flores del campo y los pajarillos, sin preocupación alguna.

Digo que medité brevemente porque un minuto más tarde empezó a llover; en unos leves segundos empezó a ventear un viento fuerte; apenas alcanzé a meterme en casa; me dirigí al cuarto de los niños a cerrar una ventana; luego me dirigí a mi recámara a cerrar mi ventana; al pasar por la sala miré hacia afuera y me dí cuenta que no se veía nada afuera. Cerré la ventana y regresé a la sala; me acerqué a la puerta para ver hacia afuera y me encontré con mi mas preciado árbol, rendido sin piedad por la fuerza del viento.

Sentí dolor.

Luego sentí calor.

Este árbol nos ha bridado tres años de sombra, de brisa fresca, de solaz, de paz; y de repente, en menos de 60 segundos, estaba tirado en el suelo, como un gigante doblegado sin piedad por un viento mercenario .

Me dieron ganas de llorar.

Quise ayudarlo a levantarse. Me pregunté si podríamos ayudarle a levantarse y luego amarrarlo al suelo con mecates y postes y mantenerlo de pié por muchos años mas, o de perdido por un año mas, hasta que compremos casa.

Obviamente no hay nada que podamos hacer.

Me quedé estupefacta al comprender que apenas hacía cinco minutos había estado sentada afuera, comtemplando a mi arbolito preferido y ahora me encontraba comtemplandolo en el suelo.

Los hombrecitos se despertaron con los truenos y relámpagos y se unieron conmigo en la sala; la cara de Natancillo al ver a su amigo el árbol tendido en el suelo es difícil de describir; una mezcla de asombro, miedo y tristeza... y después las lágrimas al entender que nuestro árbol se irá para siempre.

Cuando pasó la lluvia salimos a medir el daño y he aquí lo que vimos:








Sin duda alguna nuesto verano no será igual este año.

"Te vamos a extrañar arbolito. Gracias por todos los dias llenos de sombra y frescura que nos brindaste; diculpanos por todas las piñatas que colgamos de tus ramas y disculpa todas las veces que mis hombrecitos escalaron tu tronco y tus ramas. Oh, y también discúlpalos por haberse sobrepuesto a tu pérdida tan rápidamente y haber sacado sus herramientas, dispuestos a cortarte en pedacitos......así son los hombrecitos."



1 comment:

Anonymous said...

Good story. Tali dice que deberias de escribir un libro porque escribes muy bien. Felicidades y gracias por tus historias.
I Love you.

PD. I'm sorry for your tree!