Continuando con nuestros devocionales familiares en preparación y expectativa a la Navidad, nos emabarcamos en la segunda semana. Esta semana el enfoque será PAZ.
Yo personalmente encuentro que la susodicha es muy elusiva.
Todos queremos paz. A dondequiera que vayas o con quien sea que hables, tarde o temprano terminarás hablando de paz, o mas bien de las cosas que nos roban la paz.
Si prendes la televisión y te pones a ver las noticias, encontrarás que no hay paz; lo mas seguro es que en las noticias se te informe que el índice de crímenes ha aumentado, que ha caído la bolsa de valores, que subió el dolar, que ha aumentado el precio de la canasta básica y para acabarla de amolar, a tu equipo favorito de fútbol le metieron una goliza.
Apagas la tele, y te sientes inquieto.
Luego te dices, iré a hacer algunos mandados, iré al banco, al mercado, al correo; seguramente el andar entre la gente me distraerá un poco. Y sales, esperando encontrar paz entre el bullicio de la gente. Lo malo es que entre tanto tráfico, no encotraste un lugar para estacionarte, alguien se te metió enfrente muy a fuerzas y ya mero chocabas, en el banco había una cola larguísima y salíste de ahí con los pies adoloridos, los precios de la despensa estaban por los cielos y el dinerito que sacaste del banco te lo acabaste en el mercado.
Y regresas a casa, más intranquilo de como te fuiste....y mejor que nadie se te atravise porque estás a punto de explotar.
Tomas un respiro profundo y tratas de recobrar la compostura. Haces un esfuerzo por aparentar ante los demás que todo está bien, pero por dentro ansías estar en paz, acallar tu mente y tranquilizar tu corazón.
Al final del día lo único que quieres es irte a dormir, y esperar que mañana te valla mejor.
Paz.
Qué es la paz?
El diccionario de la Lengua Española define la paz en diferentes formas y bajo diferentes contextos, pero hay una definición que me llamó la atención; la define como "tranquilidad, calma, sosiego de espíritu".
Tranquilidad, calma, sosiego de espíritu.
Estas son cosas que no encontraremos en ninguna parte, aunque las noticias solo nos den buenas nuevas y no haya tráfico cuando andamos en el centro; o aunque no haya fila en el banco y los precios de la despensa estén al 99 % de descuento.
Este tipo de paz es diferente. Este tipo de paz solo Dios nos los puede dar.
Jesús dijo:
La paz que El nos ofrece no es "como el mundo la da".
El mundo nos ofrece la paz que sólo dura mientras todo marcha bien. El nos ofrece la paz interna que, aunque todo al rededor nuestro se caiga en mil pedazos, nuestro espíritu se mantiene sosiego.
El mundo nos ofrece la paz que solo dura cuando las finanzas marchan bien; El nos ofrece la paz que nos recuerda "No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de vestir. ¿No es la vida mas que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?".
El mundo nos ofrece una paz pasajera. El Señor nos ofrece una paz que sustenta.
A nosotros nos toca preguntarnos, ¿Hay paz?
En mi corazón, ¿hay paz?
En mis pensamientos, ¿hay paz?
En mi conversación, ¿hay paz?
En mis reacciones, ¿hay paz?
Y si la respuesta es NO, entonces vengamos a los pies de El Príncipe de Paz, quien nos promete "pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá".
Que la paz de Dios los acompañe el día de hoy.
Yo personalmente encuentro que la susodicha es muy elusiva.
Todos queremos paz. A dondequiera que vayas o con quien sea que hables, tarde o temprano terminarás hablando de paz, o mas bien de las cosas que nos roban la paz.
Si prendes la televisión y te pones a ver las noticias, encontrarás que no hay paz; lo mas seguro es que en las noticias se te informe que el índice de crímenes ha aumentado, que ha caído la bolsa de valores, que subió el dolar, que ha aumentado el precio de la canasta básica y para acabarla de amolar, a tu equipo favorito de fútbol le metieron una goliza.
Apagas la tele, y te sientes inquieto.
Luego te dices, iré a hacer algunos mandados, iré al banco, al mercado, al correo; seguramente el andar entre la gente me distraerá un poco. Y sales, esperando encontrar paz entre el bullicio de la gente. Lo malo es que entre tanto tráfico, no encotraste un lugar para estacionarte, alguien se te metió enfrente muy a fuerzas y ya mero chocabas, en el banco había una cola larguísima y salíste de ahí con los pies adoloridos, los precios de la despensa estaban por los cielos y el dinerito que sacaste del banco te lo acabaste en el mercado.
Y regresas a casa, más intranquilo de como te fuiste....y mejor que nadie se te atravise porque estás a punto de explotar.
Tomas un respiro profundo y tratas de recobrar la compostura. Haces un esfuerzo por aparentar ante los demás que todo está bien, pero por dentro ansías estar en paz, acallar tu mente y tranquilizar tu corazón.
Al final del día lo único que quieres es irte a dormir, y esperar que mañana te valla mejor.
Paz.
Qué es la paz?
El diccionario de la Lengua Española define la paz en diferentes formas y bajo diferentes contextos, pero hay una definición que me llamó la atención; la define como "tranquilidad, calma, sosiego de espíritu".
Tranquilidad, calma, sosiego de espíritu.
Estas son cosas que no encontraremos en ninguna parte, aunque las noticias solo nos den buenas nuevas y no haya tráfico cuando andamos en el centro; o aunque no haya fila en el banco y los precios de la despensa estén al 99 % de descuento.
Este tipo de paz es diferente. Este tipo de paz solo Dios nos los puede dar.
Jesús dijo:
"La paz os dejo, mi paz os doy;
yo no os la doy como el mundo la da.
No se turbe vuestro corazón,
ni tenga miedo".
yo no os la doy como el mundo la da.
No se turbe vuestro corazón,
ni tenga miedo".
La paz que El nos ofrece no es "como el mundo la da".
El mundo nos ofrece la paz que sólo dura mientras todo marcha bien. El nos ofrece la paz interna que, aunque todo al rededor nuestro se caiga en mil pedazos, nuestro espíritu se mantiene sosiego.
El mundo nos ofrece la paz que solo dura cuando las finanzas marchan bien; El nos ofrece la paz que nos recuerda "No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de vestir. ¿No es la vida mas que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?".
El mundo nos ofrece una paz pasajera. El Señor nos ofrece una paz que sustenta.
A nosotros nos toca preguntarnos, ¿Hay paz?
En mi corazón, ¿hay paz?
En mis pensamientos, ¿hay paz?
En mi conversación, ¿hay paz?
En mis reacciones, ¿hay paz?
Y si la respuesta es NO, entonces vengamos a los pies de El Príncipe de Paz, quien nos promete "pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá".
Que la paz de Dios los acompañe el día de hoy.
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