El padrastro de Nathan nos invitó a cenar a su casa el viernes por la tarde y despues nos fuimos a ver el desfile de Navidad. Hacía bastante frío, pero me llevé los niños bien arropados y hasta cobijas por si acaso se me rajaban.
Los desfiles navideños son una tradición en Estados Unidos, pero en realidad nunca he visto un desfile como los que nos aventamos allá en México. Aquí como que son más bien una oportunidad para que los negocios anuncien sus ofertas, te den cupones de descuento y hasta los políticos aprovechan para hacer un poco de propaganda.
De todas maneras se la pasa uno muy bien; oyes mucha música navideña y te la pasas gritandole Feliz Navidad a un montón de perfectos desconocidos.
La sorpesa de la noche fué que el Santa nunca se apareció.
Usualmente el último carruaje del desfile es el del Santa, acompañado de su señora esposa y un montón de orejoncillos de los que le ayudan a hacer los juguetes, pero esta vez nos dejaron vestidos y alborotados.
He aquí algunas de las fotos que tomé ese dia.
En la foto se puede ver a mi suegro postizo
acompañado de su nueva "pior-es-nada"
acompañado de su nueva "pior-es-nada"
Daniel con sus narices engarruñadas.
Nathan, listo para agarrar un montón de dulces.
Mi guero, saludando como político.
Y la bendición de la noche: Aarón se la pasó dormido,
calientito entre cobijas, por un buen rato.
calientito entre cobijas, por un buen rato.
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