Friday, November 28, 2008

Un paseo otoñal



Hace unas cuantas semanas nos dispusimos a disfrutar de una caminata en un parque de por aquí cerca; no por gusto, ya que a mi no me sacan de mi casa cuando la temperatura baja a menos de 45 grados farenhit, sino por necesidad.

Los Exploradores del Rey organizaron la susodicha caminata, para que los exploradorcitos pudieran cumplir con todos los requerimientos de este cuarto de año. Y como no había de otra, nos lanzamos al parque, no sin antes reclutar la ayuda del Gringo Viejo y su esposa, para que nos ayudaran a cargar al Aaroncillo, quien reniega cada vez que le toca caminar cuesta arriba.

En cuanto llegamos comprobé que fué una buena idea traer al viejón. Aarón le dió una buena friega al pobre.

Mientras que su esposa y yo tratábamos de darnos calorcito la una a la otra.



No crean que nos estamos sonriendo; nos estamos congelando.




Y luego el suegro se dió cuenta que lo habíamos traído solamente para que nos ayudara con Aarón, y como que no le cayó muy bien la noticia.




Dice que se siente muy usado.
Yo le digo que es la vejez.




Ay! Que pechochidad de guelco!




El exploradorcito, pretendiendo ser un soldadito, muy firme en su puesto.




Hasta que me puse a mover el bote en frente de él...no se pudo aguantar la risa.




Una familia feliz.




Un autofotógrafo.




Y como Aarón tenía sed, el Gringo Viejo trató de ayudarle a tomar agua de un canalito.




Mientras los hermanitos no creían lo que veían sus ojos.




Esta fué su reacción cuando les acercamos a Aarón, quien acababo de llenar el pañal de una substancia muy pegajosa.











La cosa es que el suegro nos la puso muy clara: yo les ayudo a todo, menos a cambiar pañales.

Mejor nos vamos a casa. Allá nos arreglamos.

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